Están de moda las compras online y la de alimentos gourmet, artesanos, los restaurantes Km0, el comercio justo, la alimentación sostenible, ecológica, lo vintage o retro, combinarlo todo en locales, en casa, en el trabajo, en el diseño, en la moda.
Formas de compra y por tanto de vida que ganan terreno a la de establecimientos tradicionales, de toda la vida.
Pero como todo lo que brilla no es oro, debemos fijarnos en algunos detalles. Aquí te dejamos algunas reflexiones sobre el tema:
¿Qué ventajas encuentran los compradores en la adquisición de productos a través de internet?
Entre otras muchas la variedad. Difícilmente una tienda física podría mostrar 20 000 o más referencias de producto.
Ahora viajamos más, conocemos personas de todas partes. La posibilidad de descubrir ofertas que difícilmente encontrarás en otros establecimientos (productos exóticos, típicos, regionales, de difícil adquisición). Véase como triunfan los locales de comida japonesa por ejemplo.
Muchos productos gourmet suelen ser artesanales, de negocios familiares ubicados en regiones determinadas, de producciones limitadas que muy difícilmente podrían entrar en los grandes programas de marketing y que para ser gourmets tienen que tener ese halo de escaso, pequeño y hecho con mucho mimo. Internet ayuda mucho en acercar este tipo de productos a los consumidores.
Con internet la comparativa de productos se facilita sobremanera, con unos cuantos clicks pueden encontrarse ofertas, sopesarlas hasta dar con el que nos interesa.
El crecimiento en las demandas de productos ecológicos y locales. Internet facilita la adquisición de todos ellos.
Pero para comprar un producto gourmet deberíamos seguir ciertas pautas:
Generalmente el producto gourmet es un producto normal, solo que muy cuidado.
Los procesos de recolección, transportación, elaboración, conservación en bodegas, envasado y el resto de la cadena hasta llegar a la mesa deben haber tenido una atención especial para que cuando el consumidor lo saboreé conserve todas sus propiedades y cualidades.
Tener en cuenta la utilización óptima del producto, la combinación que más le favorece, la receta para la que ha sido creado.
No deberíamos confundir precio con calidad. Fijarnos en el producto más caro no será garantía de adquirir el mejor. Hay cientos de productos de buena calidad y no es necesario pagar una fortuna por ellos.
Habrá que elegir los sitios donde hacemos la compra. Los sitios pequeños, las tiendas de toda la vida pueden ayudarnos en nuestra búsqueda/aprendizaje, además de que por lo general tendrán una atención al cliente casi personalizada. Sus propietarios nos dedicarán tiempo y conocimientos de años en el negocio, incluso orientarnos de cual es el mejor momento para determinado producto.
Opiniones al respecto no faltarán. ¿Quieres compartir alguna con nosotros?